28 de julio de 2014

Energía libre





Uno de los problemas más acuciantes de nuestro planeta es encontrar una fuente de energía limpia, inagotable y gratuita que abastezca a toda la humanidad.
Las energías sucias a partir de biocombustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) son altamente contaminantes y limitadas. La energía nuclear también es contaminante y peligrosa. Las "energías alternativas limpias" como la hidroeléctrica, solar, térmica, de biomasa y eólica no son lo suficientemente potentes y son costosas, además de más o menos locales.
 Se está investigando la energía de fusión, es decir la energía que se fabrica en el núcleo de las estrellas, pero es muy difícil reproducir las altas condiciones de presión y temperatura del nucleo estelar.
Pero existe una energía ilimitada, fácil de obtener y prácticamente gratuita: Es la energía libre, de vacío o de punto cero, que está en el espacio y en la atmósfera terrestre y que solamente hay que aprender a utilizarla. Ya la descubrió Nicola Tesla (1856-1943) y actualmente hay muchos científicos independientes que la están investigando.

 Pero los intereses creados por las otras energías dificultan y censuran las nuevas investigaciones.
Pongo una serie de enlaces de artículos y vídeos que amplían esta información:
 
 


23 de julio de 2014

La pirámide alimentaria física y metafísica





Todos los seres vivos que existen en nuestro planeta forman parte de la biosfera que es un gran ecosistema – conjunto de seres vivos de diferentes especies y su medio ambiente físico (agua, aire, tierra) que se interrelacionan entre si, en un espacio y tiempo determinado -  formado a su vez por ecosistemas menores de gran variedad y tamaños. 

Todos ellos están interconectados entre sí y son interdependientes a diferentes escalas. Por ejemplo: Hay una charca con una serie de microorganismos dulceacuícolas, algas, animales como gusanos e insectos, todos ellos de agua dulce, que forman el ecosistema de esta charca. Esta charca, a su vez, forma parte de un bosque, por ejemplo un hayedo, que es otro ecosistema a mayor escala, con sus plantas (hayas, avellanos, helechos…), hongos (setas…), animales (insectos, aves, mamíferos…). Este bosque forma parte de un ecosistema mayor, un bioma, una gran extensión geográfica en donde predominan ecosistemas a menor escala; por ejemplo, el hayedo formaría parte del bioma terrestre “bosque caducifolio de la zona templada”, junto con otros bosques como robledales y encinares. Y todos los biomas de nuestro planeta, tanto terrestres (bosque caducifolio, taiga, selva, sabana…) como acuáticos 
( plataforma, pelágico, abisal, arrecifal…) forman parte del gran ecosistema planetario, la ecosfera.


Pues bien, en cualquier ecosistema del planeta, existen unas relaciones alimentarias entre los seres vivos que lo componen más o menos intrincadas que evolucionan con el tiempo hasta que el ecosistema se estabiliza, alcanzando lo que se llama una etapa final de estabilidad clímax. Esta etapa de equilibrio puede ser desestabilizada por factores diversos como desastres climáticos, geológicos o biológicos como irrupción de especies invasoras, plagas, acción humana, etc. 

Estas relaciones alimenticias, en principio, son en forma lineal (cadena alimenticia) pero en seguida se complican y adoptan forma de red más o menos intrincada (red alimenticia). En cualquier cadena o red alimentaria se establecen una serie de niveles o categorías que se llaman niveles tróficos y que, a su vez, se pueden dividir en subniveles. El primer nivel es el de los productores. Son los seres vivos que producen materia orgánica a partir de energía solar y materiales inorgánicos como agua, dióxido de carbono e iones minerales. Son los seres fotosintéticos como plantas en los ecosistemas terrestres y algas en los ecosistemas acuáticos. El siguiente nivel trófico es el de los consumidores, que consumen la materia orgánica de los productores. Son los animales. Hay varios subniveles: Consumidores primarios, es decir los fitófagos (herbívoros…), que se alimentan de vegetales, como las vacas, caballos, etc,  los consumidores secundarios, es decir los zoófagos (carnívoros…), que se alimentan de los animales fitófagos, y que son los depredadores como leones, lobos, etc, los consumidores terciarios o carroñeros que se alimentan de restos de cadáveres, como los buitres, las hienas, etc. Estos forman parte también del nivel de los descomponedores, que descomponen, de nuevo, la materia orgánica en materiales inorgánicos, con lo cual la materia se recicla en los ecosistemas. La labor comenzada por los carroñeros la continúan los hongos, determinados invertebrados como insectos, gusanos diversos y por último microorganismos como bacterias. Además hay animales que se alimentan de vegetales y de otros animales y se les denomina omnívoros, por ejemplo, los humanos. En los ejemplos me he referido a los ecosistemas terrestres pero hay niveles tróficos equivalentes en los ecosistemas acuáticos aunque con otro tipo de seres vivos, acuáticos por supuesto.

Hay que hacer notar que, así como la materia de un ecosistema se recicla, gracias a los descomponedores, la energía no. Dicha energía sigue una trayectoria lineal. La fuente suele ser el sol: Una pequeña parte de esta energía luminosa es aprovechada por los productores, que mediante la fotosíntesis la convierten en energía química almacenada en la materia orgánica (vegetal) que producen. Pero esta energía almacenada se va perdiendo al pasar a través de los distintos subniveles de consumidores con arreglo a la ley del 10%, es decir cada subnivel solo aprovecha el 10% de la energía almacenada en el nivel precedente. La energía que se pierde es, fundamentalmente, energía térmica (calor) y energía metabólica y fisiológica (de respiración, movimiento y reproducción) que se dispersan en el ambiente.

Estos movimientos de materia y energía se pueden representar en unos gráficos piramidales que se llaman pirámides alimentarias o tróficas. Las más utilizadas son la pirámide de números, la de biomasa y la de energía. En la primera, la longitud de cada escalón piramidal viene determinado por el número de seres vivos que hay en cada nivel. En la de biomasa, es la cantidad de biomasa (tejido vivo) el factor determinante. La pirámide de energía es la más rigurosa y mide la cantidad de energía almacenada en cada nivel trófico representado por el correspondiente peldaño de la pirámide. Como la energía se va perdiendo según la regla del 10%, esta energía limita el número de peldaños (niveles) de cualquier pirámide, los cuales no podrán ser muchos. Además estas pirámides de energía nunca podrán ser invertidas como pudiera ocurrir con las de números y las de biomasa.



He considerado, por ahora, las cadenas, redes y pirámides tróficas desde un punto de vista biológico y ecológico. Pero, en los siguientes párrafos voy a dar una “vuelta de tuerca” y voy a tener en cuenta el aspecto metafísico de todo esto, siguiendo los criterios de metafísicos actuales como David Topí.

Hasta ahora he considerado las redes y pirámides tróficas desde un punto de vista de la tercera densidad (3D) de nuestro planeta, en la que vivimos los humanos y que es la que percibimos. Estamos sintonizados en un rango de frecuencias energéticas que corresponden a esta tercera densidad que es una densidad en la cual las ondas vibran a una baja frecuencia y por lo tanto traducen en todo lo material de nuestro planeta que es lo que nosotros, al pertenecer a esta densidad, podemos percibir. Pero existen otras densidades más elevadas, de planos frecuenciales mayores (o niveles de conciencia de rango superior) y más ligeras, cuyas ondas energéticas ya no forman materia, y que coexisten con los objetos materiales de nuestro planeta. Dan lugar a entidades no materiales que coexisten con la Tierra material y con nosotros. Hay una 4ª, 5ª y 6ª  densidad. 

Hay seres vivos inteligentes que pertenecen a densidades superiores a la nuestra (3D) y que coexisten en nuestro planeta. Muchos de ellos han venido de otras zonas de nuestra galaxia y del cosmos y se han instalado, temporal o permanentemente, en nuestro planeta. 

Como el cosmos está polarizado (luz-oscuridad, bien-mal, yin-yan) según un juego creador, las entidades no materiales pueden ser positivas, o de servicio a otros, y negativas, o de servicio a uno mismo. Las primeras intercambian energía de forma cooperativa con los demás; las segundas, absorben energía de los demás de forma egoísta. Los seres vivos pertenecientes a una determinada densidad se alimentan de los seres vivos de la densidad inferior o de los de su propia densidad. Por ejemplo, los vegetales, que pertenecen a la segunda densidad en su estrato más bajo, se alimentan de la materia inorgánica (tierra, aire y agua) de la primera densidad. Los animales, que pertenecen a la segunda densidad en su estrato más alto, se alimentan o de vegetales o de animales de menor subnivel trófico. Los humanos, que pertenecemos a la tercera densidad, nos alimentamos, en nuestra calidad de omnívoros, de materia y energía de la primera densidad (agua e iones minerales) y de la segunda densidad (vegetales y animales). 

Pero nosotros no estamos en la cúspide de las pirámides tróficas. Hay seres de las 4ª, 5ª y 6ª densidad que se alimentan de sus correspondientes densidades inferiores. Pero a partir de la 4ª densidad, los seres ya no son materiales – algunos sí pueden materializarse a voluntad -  y se alimentan preferentemente de energías sutiles y etéreas que emanan de densidades inferiores, aunque también se pueden alimentar de materia y energía normal si estas entidades se materializan. 

Por ejemplo, las entidades de la 4ª densidad, en su estado etéreo, se alimentan de energías emocionales producidas por seres 3D, es decir, los humanos. Si estas entidades 4D son positivas, se alimentan de energías positivas, la principal es el amor, pero si las entidades 4D son negativas, para sobrevivir tienen que provocar la generación de energías negativas en los seres 3D. En nuestro planeta estos seres 3D somos nosotros, los humanos, y los seres 4D negativos que pululan por la Tierra, muchos provenientes de otros planetas y dimensiones, por ejemplo, determinadas razas reptilianas, han conseguido infiltrarse en nuestras sociedades y encaramarse en puestos de poder y generan en nosotros emociones negativas como odio, terror, miedo, preocupación, rabia, enfado, ira, etc., - a través de guerras, conflictos, catástrofes, etc., - que les sirven de alimento energético. 

Estas energías, después son recolectadas o cosechadas por estos seres mediante tecnologías de recolección que a nosotros se nos escapan. Es decir los seres humanos somos pilas que generan energías emocionales negativas que sirven de alimento a estas entidades 4D negativas. La película “Matrix” refleja, a su manera, esta situación. Únicamente, los humanos que saben controlar sus emociones negativas se libran de ser ganado para estas entidades.

Para reforzar estas ideas enlazo un vídeo de David Topí. Lo referente a la cadena alimentaria está entre el minuto 20 y el 30.






9 de julio de 2014

Las entidades suprahumanas de la Tierra






En una anterior entrada en mi blog “Un paradigma alternativo de la humanidad” hacía una breve descripción de “las entidades suprahumanas inteligentes” del cosmos, citando algunos tipos posibles. Ahora voy a tratar este tema pero refiriéndome a nuestro planeta y citando entidades nuevas que no incluí entonces y que son más o menos inteligentes y conscientes.

De los cinco tipos de estos seres que cité hay que descartar todo tipo de extraterrestres ya que no pertenecen a la Tierra, aunque unos cuantos estén aquí instalados. Los tipos restantes voy a describirlos brevemente de nuevo:

-     Civilizaciones humanas más adelantadas que la nuestra, y del pasado, como puedan ser la civilización atlántida, lemúrida, de mú, hiperborea.... En este sentido hay quienes afirman que han existido al menos estas  civilizaciones humanas mucho más avanzadas que la nuestra, antes que nosotros y que por diferentes motivos se han destruido. Quizás algunos representantes de estas civilizaciones huyeron al espacio en sus naves y nos visitan, o bien se refugiaron dentro de la Tierra y salen con sus naves voladoras....

-   Intraterrestres que viven o han vivido en el interior de la corteza terrestre en cuevas subterráneas de gran envergadura. Estos intraterrestres, también más evolucionados que nosotros, pueden tener su origen en los extraterrestres anteriormente citados, o pueden ser pobladores originales del planeta como es la actual humanidad. Parece ser que hay una gran población de reptilianos cuyos antepasados fueron algunas especies de dinosaurios, y que no son hostiles para la actual humanidad.

-          Humanos del futuro que han realizado viajes en el tiempo hasta nuestro presente.

    Pues bien, añadiré más entidades de este tipo:

 Estas entidades que voy a indicar se encuadran dentro del mundo espiritual, es decir no material, por lo que no los podemos percibir, aunque, si ellos lo desean, si se pueden manifestar ante nuestros ojos.
Me refiero a una serie de seres no materiales que vibran en otro tipo de frecuencias y que se les puede considerar “etéreos” o “espíritus”. 

Como podemos intuir, la realidad que percibe un determinado ser vivo – árbol, hormiga, gato, hombre… - no es la misma, pues está determinada por sus receptores sensoriales que le comunican con el medio ambiente en que está adaptado a vivir. Cada ser vivo percibe su propia realidad y, es más, aunque la realidad de los individuos de una especie es muy parecida, tampoco tiene por qué ser la misma. Por ejemplo, no es lo mismo la realidad de una persona normal que la realidad distorsionada de un ciego, un esquizofrénico o un psicópata. 

Por otro lado, como nos indica la física moderna, incluida la física cuántica,  la materia del cosmos se puede considerar como energía condensada y vibrando a baja frecuencia y gran longitud de onda; es decir, el cosmos se puede contemplar como una maraña de ondas – toda partícula material tiene una función ondulatoria – vibrando a muy diferentes frecuencias, algunas de las cuales corresponden a la materia (objetos no vivos y seres vivos). 

Estas ondas energéticas también pueden dar lugar a seres inmateriales y conscientes, en diferentes grados de evolución. Nosotros, seres vivos materiales, que vivimos en nuestro planeta material, no podemos percibir este mundo ondulatorio y energético ya que no vibramos en sus frecuencias más elevadas que la nuestra. El símil de una radio puede ser ilustrativo: Según se desplaza el dial, se escuchan unas u otras emisoras de radio, que “vibran” a diferentes frecuencias.

 En consonancia con lo dicho, todo lo que existe en el cosmos, según su frecuencia vibratoria, existe en diferentes densidades. Las tres primeras, de frecuencias bajas, corresponden al mundo material, pues cuanto más lentamente vibra la energía más densa y sólida parece y cuanto más rápidamente vibre, más etérea e inmaterial se nos presenta.
La humanidad, actualmente, vibra en frecuencias de la tercera densidad (3D) y percibe su planeta, la Tierra, en esta densidad 3D. 

Pero como ya indiqué en “Un paradigma alternativo de la humanidad” el cosmos se puede considerar formado por una entidad creadora consciente, la Fuente ó Dios creador y es un conjunto de ondas energéticas que se pueden materializar, muchas de las cuales dan lugar a espíritus en estado de evolución y reflejo del Dios creador y que en su recorrido pasan por diferentes planos vibratorios o frecuenciales hasta que regresan a la Fuente de nuevo. Según este pensamiento metafísico recogido de enseñanzas místicas y esotéricas antiguas  y más modernas y que en la actualidad se está considerando cada vez más, estos espíritus se pueden materializar en diferentes lugares del cosmos como planetas, incluido el nuestro. De esta forma muchos de estos espíritus se encarnan en diferentes seres vivos, incluidos los humanos para aprender de este mundo material terrestre. (Ver “La reencarnación”). 

  Pues bien, cuando se produce la muerte de una persona, su espíritu puede quedarse temporalmente en diferentes planos frecuenciales ligados a nuestro planeta y que nosotros no percibimos. Entre estos espíritus están los fantasmas, por ejemplo. 

   Entre otras entidades espirituales no humanas pero ligadas a nuestro planeta están “los espíritus de la naturaleza” o elementales como los gnomos, ondinas, sílfides, salamandras, sátiros, elfos, duendes, faunos, hadas….

También se pueden considerar a otros espíritus: Los devas o ángeles. Como escribe Elen Ross:
 “También llamados los hijos de Dios, o ángeles; los devas, como los conocen los hinduistas, son la línea de evolución más alta relacionada con nuestro mundo físico. Se pueden considerar como un reino inmediatamente superior al humano, como el humano es inmediatamente superior al animal.”

Para detallar más lo escrito en esta entrada, enlazo algunas webs:

  



7 de julio de 2014

Los escurridizos extraterrestres






La humanidad cada vez es más consciente de la inmensidad de nuestro universo, y de la todavía mayor inmensidad del cosmos, el conjunto de universos, pasados, presentes y futuros, simultáneos o sucesivos, paralelos o no, como apunta la física cuántica. 
Ya no nos creemos “los reyes de la creación” y a medida que la ciencia avanza se van identificando cada vez más planetas extrasolares (actualmente más de 2500) y un puñado de ellos similares al nuestro, por lo que ya comenzamos a pensar que puede haber vida ahí fuera, incluso vida inteligente, similar o superior a la nuestra; dicho de otra forma: Extraterrestres o alienígenas.

En esto, cada vez hay más pensadores y científicos que coinciden. Pero, nuestros intelectuales ya no son tan partidarios de que estos alienígenas puedan explorar el espacio y mucho menos en que nos visiten o nos hayan visitado. No hay evidencias científicas, dicen, de tal hecho. Hay que hacer notar, sin embargo, que nuestra civilización está comenzando a explorar el espacio, por ahora nuestro sistema solar, y es posible que determinadas civilizaciones extraterrestres nos lleven mucho adelanto en esta exploración.

En 1961 el astrónomo Frank Drake estableció una ecuación para calcular el número de civilizaciones extraterrestres inteligentes en nuestra galaxia. Partió de una estimación de cien mil millones de estrellas sitas en la galaxia. De estas calculó las estrellas similares a nuestro sol. Después calculó las fracciónes: De estrellas que tienen planetas, las que tienen planetas como la Tierra, los planetas que pueden albergar vida, los que pueden albergar vida inteligente, vida inteligente con tecnología para comunicarse y duración razonable de estas civilizaciones para coexistir varias a la vez. Calculó una estimación de diez mil civilizaciones de este tipo solo en nuestra galaxia. Posteriormente el astrónomo Carl Sagan con diferentes cálculos estimó el número en un millón. Aunque estas estimaciones son aproximadas, nos hacen pensar que la vida inteligente fuera de nuestro planeta es más o menos posible. 

Las personas más incrédulas no contemplan que haya vida fuera de nuestro planeta y mucho menos vida inteligente. Las mentes más optimistas creen que el cosmos es un hervidero de vida y mucha de ella es inteligente. Entre ambas posturas hay una graduación de creencias intermedias. Sin embargo no parecen existir pruebas científicas de que exista vida extraterrestre y mucho menos, vida inteligente… Al menos eso indican nuestros científicos ortodoxos. 

A favor de esta postura está la paradoja de Fermi propuesta por el físico Enrico Fermi en 1950: Es la contradicción entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. ¿Dónde están los alienígenas?

Hay varias posibles respuestas a esta paradoja, a saber:
  
1.       No existen: 

Es improbable. Ya sabemos que las estimaciones de los astrónomos desde Frank Drake en adelante, son más o menos optimistas con respecto a su existencia. Además resulta ilógico que, sabiendo el inmenso número de estrellas y galaxias que hay en nuestro universo y en los demás posibles universos, solo vaya a existir vida inteligente y más aún, vida en un minúsculo planeta del sistema solar. 

Aunque las galaxias, estrellas y planetas puedan tener variaciones locales más o menos acentuadas, todas ellas siguen unas mismas leyes físicas, químicas y probablemente, biológicas y, en lo básico, son semejantes, como se ha podido comprobar en el universo conocido. Por otro lado, la vida, tal y como la conocemos en nuestro planeta, es ubicua, pertinaz, insistente y capaz de asentarse en todo tipo de ambientes, muchos de ellos extremos, por lo que no es de extrañar que en ambientes extraterrestres a la más mínima oportunidad aparezca y evolucione como lo ha hecho en la Tierra; incluso es probable, si las condiciones son favorables (por ejemplo, agua, estabilidad climática…) y hay tiempo suficiente, evolucione hacia seres más o menos inteligentes.

         2.  Existen, pero no somos conscientes de ello: 

 El principal argumento a favor de esta hipótesis es que no nos hayan visitado. Muchos intelectuales opinan que las larguísimas distancias que hay en el espacio entre las estrellas y galaxias son insalvables para cualquier civilización extraterrestre. Por ejemplo, la estrella más cercana a nuestro sol es Próxima Centauri a algo más de 4 años luz (el sol está a 8 minutos luz de  nuestro planeta); la estrella Sirio está a unos 8,5 años luz y la estrella Vega a unos 25 años luz; son estrellas consideradas cercanas. 

   Pero se puede dudar de que ciertas civilizaciones muy adelantadas tecnológicamente no puedan salvar tales distancias. Poco a poco nuestros astrónomos van entendiendo cada vez más la física del cosmos y se van dando cuenta de que es posible viajar por el espacio a enormes distancias si se tiene los conocimientos y la tecnología adecuadas. Por ejemplo, se han descubierto los agujeros de gusano que son atajos del cosmos que pueden unir regiones del universo muy lejanas en el espacio y en el tiempo y también podrían conectar universos entre sí, distorsionando el espacio-tiempo. Las entradas y salidas de estos túneles serían las puertas estelares de las películas de ciencia ficción. Actualmente, nuestros científicos no tienen la tecnología adecuada para aprovechar estos agujeros naturales existentes en el cosmos y mucho menos para crearlos a medida del posible viaje espacial; pero se ha demostrado tanto física como matemáticamente de que pueden existir. 

También se ha especulado que civilizaciones muy avanzadas podrían lanzar robots mucho más resistentes que las entidades biológicas para explorar el espacio. Estos robots podrían autorreplicarse en el viaje y en el lugar de destino para aumentar sus probabilidades de éxito. Incluso podrían ser nanorobots autorreplicantes que podrían estar, por ejemplo, en nuestro planeta sin que nosotros los percibiéramos. 

Incluso se puede imaginar, y no se violan las leyes de la física, que alienígenas de un altísimo grado de evolución se hubieran convertido en “seres de luz” transfiriendo su consciencia a objetos de luz como rayos laser o mejor, burbujas de luz que pueden viajar fácilmente por el espacio atravesando los agujeros de gusano, por ejemplo. La información del alien transferida a la burbuja luminosa podría llevar el programa de reconversión en el ser material al llegar a su destino. Es una posibilidad. 

También puede ocurrir que no se dejen ver al hacerse invisibles a voluntad, tanto ellos como sus naves. Ya sabemos que existen materiales que producen esta invisibilidad, desviando los rayos luminosos fuera del alcance de nuestra vista; por lo tanto este fenómeno sería bastante sencillo para una civilización extraterrestre lo suficientemente avanzada. 

También se ha especulado sobre la capacidad del posible extraterrestre para manipular telepáticamente nuestra mente para hacerse invisibles o parecer humanos y de esta forma infiltrarse entre nosotros.

3.       Existen, nos han visitado y nos visitan pero solo lo saben pocas personas: 

Las personas que lo saben, que pueden ser cada vez más, pueden ser testigos de avistamientos, contactos y abducciones (cuyo número no es nada despreciable), los ovnílogos que investigan a los OVNIS y cierta élite gobernante. 

La persona que se dedica a investigar este tema, o bien a documentarse sobre él, se da cuenta de que existen evidencias y pruebas de que alienígenas nos han visitado en el pasado y nos visitan actualmente. Estas informaciones están en libros, revistas y documentales especializados y sobre todo en internet. Cada vez es mayor el número de testigos que hablan de avistamientos de OVNIS (descartando los que no son naves extraterrestres) e incluso de contactos y también de abduccines (muchos psiquiatras piensan que son transtornos psíquicos, pero puede ser que no). 

Por otro lado están los rastros o pruebas que dejan las naves extraterrestres y sus ocupantes. En el pasado, hay todo tipo de reliquias arqueológicas que no se corresponden con sus primitivas civilizaciones. Son los objetos fuera de tiempo y lugar. También son abundantes las esculturas, grabados y pinturas de diferentes épocas pasadas en donde aparecen representaciones de aliens y naves espaciales. También hay que considerar las construcciones megalíticas del pasado como por ejemplo, las pirámides tanto egipcias como del resto del mundo (aztecas, mayas, chinas, rusas, bosnias…), ruinas de ciudades y templos más o menos misteriosos, menhires y dólmenes, estatuas gigantes (Isla de Pascua), etc. Bien es verdad que algunas de estas construcciones y objetos se pueden atribuir a civilizaciones terrestres del pasado avanzadas tecnológicamente como la civilización Atlántida pero eso no invalida la anterior procedencia extraterrestre, incluso ciertos extraterrestres pudieron asesorar y enseñar a estas enigmáticas civilizaciones, tal y como – según la opinión de muchos ufólogos – hacen determinados alienígenas con la actual humanidad. 

Tambien hay que considerar como pruebas los testimonios de sus visitas – generalmente se les llamaba dioses – transmitidos oralmente de generación en generación en la mayoría de las culturas de poblaciones antiguas y primitivas que no han desaparecido y los de libros sagrados como la Biblia, el libro de Enoch, el Mahabharata (en donde se relatan claramente batallas espaciales de naves extraterrestres, los llamados vimanas), etc.

 Todas estas informaciones no las vamos a encontrar en los medios de comunicación de fácil acceso a las poblaciones como la prensa, la radio y la televisión y mucho menos en los telediarios de las cadenas televisivas, más o menos manipuladas por nuestros gobernantes. Estos son los primeros, suponiendo que sean conscientes del fenómeno OVNI, que tratan de ocultar este fenómeno, siguiendo órdenes de élites gobernantes superiores que piensan que el pueblo no debe de saber sobre estos temas – al menos todavía no – quizás para que no cunda el pánico, por intereses religiosos, o de otro tipo, creados, o por motivos más inconfesables todavía, por ejemplo que ciertos alienígenas utilizan nuestros ADNs, gametos y otros materiales biológicos humanos con diversos fines (hibridaciones, regeneración de sus biologías, alimento…) a cambio de darnos información tecnológica. Serían los pactos entre ciertas élites gobernantes, principalmente militares, de grandes potencias (EEUU…) con determinadas razas extraterrestres como grises y reptilianos.

4.       Existen pero no se comunican con nosotros: 

Es decir, nos ignoran… no les interesamos. Tendrían la misma actitud que nosotros con las hormigas, por ejemplo. Solamente interactuamos con ellas si nos estorban y entonces las matamos. ¿Se enteran dichos animalillos que existimos? No parece ser. Solo entramos en su realidad por accidente y no creo que tengan una conciencia clara de qué es lo que somos. Si es este el caso, los posibles alienígenas no se comunican con nosotros y no están interesados en que nos demos cuenta de que existen y pasan desapercibidos para nosotros.

5.  Existen, nos observan y vigilan pero no se dejan ver:

 En este caso podrían ser curiosos espaciales, turistas espaciales o bien científicos, observadores – los llamados vigilantes – que observan nuestra evolución, el estado de nuestro planeta, pero no interfieren, siguiendo la ley del libre albedrío de las criaturas del cosmos. Estos alienígenas vigilantes serían razas benevolentes, positivas para la humanidad, puede que algunos dioses buenos de la antigüedad.

    6.   Existen, interfieren en el planeta pero no se dejan ver: 

Este caso sería el de razas malévolas como reptilianos y grises entre otros, que nos han utilizado y nos utilizan con diversos fines (alimento – material y energético - , hibridaciones, manipulaciones genéticas, mano de obra…). Serían los dioses malos y los demonios de la antigüedad.

Estas son algunas de las posibles razones por las cuales los extraterrestres son escurridizos y no se manifiestan claramente ante nosotros. Hay que tener en cuenta que si en el cosmos hay vida inteligente, yo creo que sí, incluso me atrevería a decir que de forma abundante, las razas de aliens pueden ser muy diversas – varios investigadores han detectado más de 150 - . Muchas, o al menos algunas, de estas razas nos pueden haber visitado y nos visitan con diferentes intenciones, bien positivas, negativas o neutrales respecto a los terrícolas. 

A este respecto, además de lo que he comentado anteriormente, enlazo, para más detalles la siguiente web:

Razas extraterrestres