1 de noviembre de 2010

De la partidocracia a la opositocracia







Con el auge de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión e internet), los diferentes partidos en el poder en las democracias y los dictadores en las dictaduras, tratan de aprovechar estos medios para hacerse propaganda y también intentan manipularlos en su provecho para convencer al potencial electorado y a los súbditos respectivamente. Actualmente es la TV el medio más codiciado para su control. Cuando llega un partido al poder, más tarde o más temprano, consigue controlar la TV más vista en su provecho, pues es una poderosa arma para conseguir votos.
Y las personas del partido necesitan estar en el poder. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos viven de los cargos que consiguen y por lo tanto se aferran al cargo como lapas. Otros viven bastante bien a costa de su cargo, incluso consiguen prebendas y favores, y bastantes, sobre todo los altos cargos, consiguen jugosas pensiones vitalicias o bien, cuando dejan el poder, se sitúan muy bien en la vida en puestos de influencia como asesores o directivos de empresas, entre otros. Por esto, no es de extrañar que los cargos políticos, para muchos, sean muy apetecibles. De acuerdo que un cargo político lleva consigo sacrificio y dedicación y recorta sensiblemente la vida privada y familiar, pero para muchos, que no suelen ser muy honrados, estos inconvenientes los compensan con las ventajas que consiguen según lo anteriormente indicado. Solamente unos pocos, íntegros y honestos, con verdadera vocación política, están dispuestos a llevar el duro cargo sin conseguir nada a cambio, salvo la satisfacción de sacrificarse por su nación y trabajar duro y bien. También existen personas que están entre ambos extremos, es decir, gente que trabaja y es competente pero que se beneficia de su cargo.
En vista de todo lo anterior, voy a intentar en este artículo “enmendarle la plana” a la democracia y buscar una alternativa de gobierno que sea más justa y menos corrupta.
Ya que en los partidos políticos, siempre acaban por aparecer corruptos más o menos abundantes y aquellos funcionan según la mencionada “ley del voto”, tratando de convencer, y muchas veces engañar, a los potenciales votantes, sustituyámolos por algo mejor. Yo voy a proponer la opositocracia.
Hemos visto que la democracia deriva en una partidocracia no muy recomendable. Explicaré en que cosiste la opositocracia.

Los gobernantes de la nación
deben ser elegidos después de realizar un adecuado concurso-oposición.

¿Qué gobernantes tendrán que presentarse a esta prueba? Pues los siguientes: En primer lugar el jefe del Estado, que será también el presidente del gobierno de la nación. Y después los ministros del gobierno. Por lo tanto habrá dos tipos de pruebas. Una para el jefe de Estado y otra para los ministros del gobierno. Una vez ganadas las oposiciones cada ministro elegirá los miembros con cargos más altos de su gabinete (secretario, subsecretario, director general…) según su criterio, aunque es recomendable también un concurso de méritos, que puede ir acompañado por oposición.
De esta forma se suspende el sistema parlamentario y de partidos políticos. La ideología en este sistema, importa menos que la profesionalidad, inteligencia y capacidad de trabajo de los futuros gobernantes. Seguramente el jefe de estado y su gabinete será plural en cuanto a su ideología, lo cual será un reto a superar. Habrá que integrar las diferentes ideologías, formándose un gobierno de consenso a este respecto, pero sabiendo que tanto el jefe de gobierno como sus ministros serán personas capaces, preparadas y dispuestas a esforzarse por el bien de la nación. Se les asignará un sueldo acorde con su responsabilidad y trabajo y habrá un control que evite abusos de poder y corruptelas y que garantice el debido rendimiento. El periodo de mandato del gobierno será de siete años, transcurridos los cuales habrá de nuevo oposiciones. No habrá posibilidad de renovar a los anteriores gobernantes.