8 de enero de 2015

Nuestra consciencia en un multiuniverso cuántico




Sabemos que en el mundo subatómico impera la mecánica cuántica. Por ejemplo, los electrones pueden estar en varios lugares a la vez alrededor del núcleo atómico, en un margen de probabilidades. Solamente si se miden, es decir, se detectan, se estabilizan según esta medición para una de sus propiedades, bien la velocidad, la posición, el spin….
            Se dice que esto no ocurre en el mundo macroscópico. Pero ¿sucede realmente así?

Hay que tener en cuenta que en el caso de la especie humana, por ejemplo, existe lo que se llama el libre albedrío: Las personas pueden elegir una acción o bien una conducta entre varias posibles. Cuando eligen una, según su criterio, la han fijado (la han medido) en el tiempo y en el espacio, dentro de las posibles. ¿No es esto una suerte de física cuántica a nuestra escala? Un ser gigantesco que nos observara podría pensar que nos comportamos como los electrones…. En realidad, si la física cuántica impera en el mundo subatómico, ¿por qué no va a estar también a todas las escalas cósmicas? Otra cosa es que nosotros lo percibamos. 

            Según las teorías epigenéticas, cada vez más fundadas, la actividad mental, (pensamientos, emociones, actitudes, creencias…) estimulan la producción de diversas biomoléculas en nuestro organismo, como neurotransmisores, interleucinas, hormonas… o bien las ondas electromagnéticas antes comentadas, que viajan por el, llegan a las células y pueden influir en nuestra salud, bien positiva o negativamente y además pueden provocar la activación o desactivación de determinados genes….

            Es decir, que nuestra mente, con nuestra libertad de acción y elección, con nuestro libre albedrío, con nuestros buenos o malos pensamientos, con nuestro estado de ánimo, influye en nuestro cuerpo, en nuestra salud y en nuestros genes. Estos hechos se pueden realizar en un sentido o en otro, dependiendo de las circunstancias ambientales, de nuestro albedrío, de nuestras relaciones humanas y sociales, etc; por lo tanto hay todo un abanico de probabilidades de las cuales se cumplen unas u otras dependiendo del devenir del tiempo y del espacio, es decir del cambio evolutivo. Los seres vivos y no vivos, la materia, al evolucionar, va fijando una determinada realidad entre múltiples posibles: el Universo se va realizando, se va haciendo, en su evolución; podría hacerse de otra manera, ya que existen muchas posibilidades. De entre las múltiples potencialidades se realiza una que se convierte en acto, que se supone es la más probable. Pero … puede cambiar la probabilidad…

 Estos razonamientos enlazan con la existencia de múltiples universos potenciales más o menos probables. Así como un determinado estado de un electrón alrededor de su átomo se fija una vez observado y medido, según la física cuántica, la materia-energía del Cosmos se realiza, se actualiza, se concreta de entre muchas posibles, a lo largo de su evolución espacio-temporal.
            Muchas veces nos hemos preguntado, que hubiese ocurrido si hubiésemos actuado de otra manera ante una situación. Esta otra actuación también era perfectamente posible, pero ¡no la elegimos!...  Nuestro futuro hubiese sido diferente.

            Ya he escrito en otras ocasiones que a lo largo de la evolución de nuestro universo, que está en expansión, van apareciendo existencias: Primero, en los primeros instantes del big bang, solamente existía energía, que quizá proviniese de otro universo ¿a través de un agujero negro?; esta energía, a medida que se fue enfriando como consecuencia de la inicial expansión inflaccionaria, fue dando lugar a materia (no olvidemos que la energía se puede interpretar como materia condensada y muy caliente) y esta se fue complicando cada vez más con su enfriamiento y expansión, aunque no necesariamente en el orden que indico a continuación y tampoco de forma lineal:
 
¿Cuerdas? …. quarks, electrones, neutrinos, fotones, protones, neutrones, átomos, moléculas, nebulosas, estrellas, planetas, galaxias, cúmulos de estrellas y galaxias, seres vivos, inteligencias, espíritus…
 
            Siempre, respetándose el principio de conversión de materia en energía y viceversa.
             En realidad, al expansionarse nuestro universo, se vá creando espacio y tiempo, de manera que el cosmos en un entramado de cuatro elementos que interactúan entre sí, a lo largo de su evolución: energía, materia, espacio y tiempo. No se puede entender uno de esos componentes sin  los otros y todos forman un todo único en continua movilidad y transformación. Todo lo que hay en el universo, materia energía, espacio y tiempo, está interconectado y se influye mutuamente, como los componentes de un ecosistema.

            Según la teoría de las cuerdas, estamos formando parte de un multiuniverso de 11 dimensiones; nosotros solo percibimos nuestro universo tetradimensional (3 dimensiones espaciales y una temporal); pero existen realidades, las restantes dimensiones, que nos son ajenas. La estructura más íntima y diminuta de la materia-energía correspondería a unas cuerdas casi infinitamente pequeñas, todas iguales, que según con que frecuencia vibren, originan los diferentes tipos de materia y energía. Todo el multiuniverso estaría formado por estas cuerdas que pueden pasar de unas dimensiones a otras sin estar limitadas al espacio y al tiempo; es decir, una cuerda puede saltar de una dimensión a otra instantáneamente y sin atravesar ningún espacio. Para esto hace falta que se cumplan determinadas condiciones de resonancia vibratoria entre las dos dimensiones en cuestión. Como las cuerdas son las que forman las diversas estructuras materiales, a nivel subatómico y  también macroscópico, si se cumplen las condiciones antes indicadas, (mucho más fácil a nivel subatómico que macroscópico) la materia-energía puede atravesar las diferentes dimensiones del multiuniverso, viajando por el. Estos viajes incluirían a las consciencias animales y sobre todo, las humanas, que son más poderosas. Dicho de otro modo, una persona, quizá, convenientemente entrenada, o con poderes paranormales, podría viajar con su mente a otras dimensiones, a universos paralelos, saltándose las limitaciones espacio-temporales. Podrían explicarse, por otro lado, algunas desapariciones de objetos y personas, por ejemplo.