16 de octubre de 2013

Más allá de la muerte





Desde un punto de vista materialista, cuando morimos nuestro cuerpo se descompone, incluido nuestro cerebro con sus neuronas y desaparecemos. Nuestra materia biológica se deshace y queda reducida a átomos y moléculas que se confunden con los del medio ambiente. "Polvo eres y en polvo te convertirás".... reza un famoso dicho.

Pero si creemos (la ciencia, hoy por hoy, no lo puede demostrar) que estamos formados por un componente espiritual, además del cuerpo material, la cosa cambia. Este espíritu, también llamado alma por algunos, parece ser una especie de energía misteriosa que trasciende a nuestro cuerpo cuando fallecemos.

Según los relatos de personas sometidas a la terapia de regresión de vidas pasadas por hipnosis, cuando se produce nuestra muerte, nuestro espíritu se desprende de nuestro cuerpo y se eleva por encima de él dirigiéndose hacia un túnel o pasaje hacia el mundo espiritual.  Recorremos dicho camino y al final se vislumbra una luz cada vez más cegadora. 

Al salir a esta luz sentimos una gran paz y amor y estamos en el llamado "espacio entre vidas" que según la persona tiene un aspecto diferente pero siempre hermoso.

Generalmente, un comité de recepción formado por espíritus nos está aguardando. Estos seres varían según la persona fallecida y la antigüedad de su alma: Puede ser nuestro guía espiritual en la tierra, nuestros seres queridos muertos de nuestra vida reciente o de encarnaciones anteriores... 

Determinadas almas no llegan directamente a este espacio entre vidas. Son aquellas que han sufrido una muerte brusca o bien desean quedarse en el planeta. Entre estas están los fantasmas. Pasado un tiempo se dirigirán al mundo espiritual para poder reencarnar, si procede.

Las almas perturbadas y relacionadas con actos criminales, es decir correspondientes a personas malévolas, son enviadas a una especie de purgatorio, de aislamiento espiritual, donde tendrán que reflexionar y después ser sometidas a un periodo de adoctrinamiento. Después, estas almas reencarnan nuevamente padeciendo una serie de situaciones desagradables en su nueva vida, acordes con su anterior comportamiento.

De esta forma, las almas, a lo largo de sucesivas reencarnaciones, van evolucionando y aprendiendo hasta que están listas para no reencarnarse más y volver a su fuente divina original.

Este escrito está relacionado con dos entradas recientes de este blog:



Para un relato más detallado se puede acudir al siguiente enlace: