16 de octubre de 2014

¿Es nuestro ADN de procedencia extraterrestre?





Todos los seres vivos de nuestro planeta presentan en su células un conjunto de instrucciones para su desarrollo y supervivencia. Estas instrucciones, a modo de mensaje codificado, están representadas por el ácido desoxirribonucléico (ADN), una o muchas hebras dobles que se disponen en el espacio en forma de la llamada “doble hélice”, según el modelo propuesto por Watson y Crick en 1953. En estas cadenas de ADN se sitúan los genes que al expresarse se traducen a proteínas y tales dobles hélices macromoleculares se empaquetan en los llamados cromosomas celulares. Estas moléculas (las proteinas) son las principales responsables de nuestras características biológicas diferenciales en cuanto a especie e individuo. 

Cualquier ser vivo tiene un conjunto de genes iguales en cada una de sus células que determinan esta especificidad e individualidad. El ADN representa el conjunto de instrucciones biológicas de un programa que determina como será un ser vivo, su nacimiento, desarrollo y muerte. La información biológica radica en estas largas macromoléculas.

Pero no toda la información registrada en una molécula de ADN representa a genes que se expresan. En todas las células no bacterianas existe aproximadamente un 90% de ADN en cada célula que no corresponde a genes. (En el caso de la especie humana se ha estimado que el número de genes por célula es de unos 20.500.)

Dentro de este ADN, alrededor de un 70% no se sabe exactamente qué función tiene y en principio se le ha denominado “ADN basura”. Actualmente se sospecha que parte de él puede tener una función reguladora y colaboradora en la expresión de los genes, además de un porcentaje variable de ADN aportado por virus y bacterias, por ejemplo, el llamado ADN móvil y transponible, entre otros; pero es mucho el porcentaje de un “ADN misterioso”.

Por otro lado, no se sabe cómo se pudieron formar los ácidos nucléicos (ADN y ARN) en nuestro planeta. Suponiendo que existieran previamente sus componentes, los nucleótidos, de carácter monomérico, (se ha conseguido fabricar en el laboratorio aminoácidos y otras moléculas biológicas sencillas – Miller y Urey, 1952 - ), es muy poco probable que estos nucleótidos se ensamblaran espontáneamente, por azar, para formar las larguísimas cadenas de polímeros de ácidos nucleícos y además organizados con una serie de instrucciones para formar seres vivos.

 Ciertos científicos, creen que los ácidos nucléicos son de procedencia extraterresre en una especie de panspermia. Vinieron a la Tierra transportados quizá por meteoritos y cometas. Otros científicos, como F.Crick, van más allá y postulan una panspermia dirigida, es decir, una o varias civilizaciones extraterrestres avanzadas han traído a nuestro planeta estos ácidos nucléicos, probablemente en forma de células (bacterianas o no) para que aquí evolucionen; es decir, han sembrado de vida a nuestro planeta. Posiblemente lo han podido hacer también en otros planetas favorables para la vida de nuestro universo. Posteriormente, dichas civilizaciones han tutelado esta evolución terrestre, vigilándola y regulándula, según un plan cósmico.

Pero la gran pregunta es: ¿Cómo surgió la vida por primera vez en nuestro universo. ¿Procede de otros universos? Y si es así ¿Cómo surgió por primera vez en el cosmos (universo de universos)?

Para responder a esta pregunta se me ocurren dos alternativas: 

 1. Desterminados universos son bioamigables y la materia que da lugar a los seres vivos como los ácidos nucléicos mencionados, emerge en los planetas favorables para la vida como la Tierra; es un proceso evolutivo que cuenta con un ambiente propicio y con tiempo necesario. Primero surge la materia y después, con ciertas condiciones, la vida. El universo bioamigable se va desarrollando (evolucionando)... ¿según un programa establecido? 

2. Existe un cosmos desarrollado a partir de una primitiva conciencia creadora (Dios) que por procedimientos que ignoramos da lugar en ciertas condiciones a seres vivos en determinados universos bioamigables como parece ser es el nuestro. No se descarta, como he dicho, la propagación posterior de la vida a través de la siembra en diferentes planetas propicios (panspermia dirigida) por parte de seres conscientes (dioses creadores delegados ¿extraterrestres, entidades interdimensionales?). A propósito de tal alternativa, leer "El universo teológico"

Puede que las dos alternativas se complementen.

A parte de lo escrito, hay científicos, como el profesor Chang, que indican que en el mal llamado “ADN basura” humano (y quizás de otros seres vivos) existe ADN extraterrestre con un determinado programa para los humanos.

Es más, según determinados contactados que nos informan de mensajes de civilizaciones extraterrestres como los pleyadianos, nuestro primitivo ADN era mucho más rico y completo en instrucciones que el actual. Determinadas entidades negativas de tipo reptiliano, enemigas de la humanidad, hace unos cientos de miles de años modificaron genéticamente nuestro ADN y lo “empobrecieron” limitando nuestra conciencia y memoria. El patrón de ADN original se quedó dentro de las células humanas. Sin embargo, no era funcional. Fue además, dividido, desconectado. Es un reto de la humanidad superar este déficit y conseguir de alguna manera, quizás con ayuda externa ¿pleyadiana? recuperar nuestro ADN y conciencia cósmica primigenia.

Para información más detallada de algunos aspectos del tema aquí escrito, coloco los siguientes enlaces:




7 de octubre de 2014

¿Será tecnológico el futuro de la especie humana?





En la segunda mitad del pasado siglo XX y, sobre todo, en este nuevo siglo XXI, el hombre está avanzando significativamente en el progreso científico y tecnológico. Materias como la informática, robótica e inteligencia artificial, nanotecnología y biotecnología, entre otras, que surgieron en el siglo pasado, actualmente están alcanzando su madurez y progresan de forma importante.

Tal es así, que la lenta evolución biológica de la especie humana, comparable a la del resto de los seres vivos, está sufriendo una segunda aceleración. 

La primera aceleración, ya propiamente humana, correspondió a la evolución cultural, gracias al sorprendente y rápido desarrollo de su mente, como lo testimonia la aparición de la agricultura y ganadería, por ejemplo. A partir de este hito, la humanidad ha comenzado a liberarse en su evolución biológica, en cierto modo, produciéndose la consiguiente evolución cultural, que entre otras consecuencias, ha propiciado una intensa transformación del medio ambiente por parte del ser human, para bien o para mal.

La segunda aceleración corresponde a la aceleración científico-tecnológica, a partir de la segunda mitad del siglo pasado y que avanza a ritmos cada vez más veloces. En este aspecto, como indica Ray Kurzweil, la evolución humana se puede estár acercando a una singularidad, en la que se puede dar un salto espectacular en la transformación del hombre y su inteligencia; sería la aparición del "Homo tecnológicus" que ya ha avanzado varias películas de ciencia-ficción como Terminator y Robocop, entre otras. Incluso, Kurzweil va más allá y pronostica el fin del hombre biológico, que es sustituido por el hombre robótico, al cual ha transferido su mente y que es más adecuado para explorar el cosmos.

Este futuro no deja de ser una posibilidad, entre otras "más humanas y biológicas".
De todas formas habría que contemplar, no solo el desarrollo científico- tecnológico de la especie humana, sino también el desarrollo ético-espiritual, necesario para evitar posibles autoextinciones.

Como complemento a estas reflexiones, enlazo un artículo de "Tendencias Científicas":