17 de julio de 2009

A vueltas con la evolución






Todo en este Universo en expansión y temporal evolociona, incluida la vida, por supuesto. Los seres vivos esta integrados en el universo, como cualquier objeto material de este. Existe una interconexión y una relación de interdependencia entre los seres vivos y su universo que determina la evolución de estos. Se sabe que las variaciones ambientales dirigen la evolución. El planeta Tierra, con su dinámica, marca el cambio de lo viviente. Así los movimientos de los continentes, provocados por la tectónica de placas, hacen cambiar el clima terrestre; y este condiciona en gran medida la evolución de los seres vivos. Pero la tectónica de placas está determinada por otros factores como el calor interno del planeta que incide en las corrientes de convección del núcleo y del manto y que hacen moverse a las placas y a los continentes. Y, a su vez, los movimientos del planeta Tierra de rotación y de traslación influyen en el dinamismo interno de la Tierra. Por otro lado, los impactos meteoríticos pueden provocar perturbaciones climáticas que influyen en la evolución de los seres vivos, provocando incluso extinciones. Como vemos, la evolución de los seres vivos está mediatizada por una serie de factores ambientales muy diversos, tanto biológicos, como climáticos, geológicos e incluso astronómicos, todos ellos interrelacionados entre si en el complejo sistema del Cosmos. Con este panorama, no es de extrañar que la evolución de lo vivo sea diversa: Por ejemplo, muchas veces es conservadora, aprovechando las estructiuras vivas ya existentes y modificándolas según las nuevas condiciones ambientales, otras veces es revolucionaria e innovadora; se producen supermutaciones que producen grandes cambios de forma brusca (teoría saltatoria). Pero siempre es la selección natural la que escoge las estructuras y funciones que mejor se acomodan al nuevo ambiente, o bien, perfecciona las ya existentes si el medio ambiente se estabiliza o cambia poco.



1 de julio de 2009

OVNIS y antigravedad






Todos los que creemos que las naves espaciales extraterrestres pueden existir nos preguntamos como pueden moverse por el espacio. Por poco que nos adentremos en la literatura OVNI, nos asombramos de su gran poder de maniobra en el medio espacial: Se desplazan a enormes velocidades, inpensables para nuestra tecnología actual, se paran bruscamente, aceleran y desaparecen de nuestra vista de forma prácticamente instantánea, hacen requiebros imposibles en el espacio…
Los estudiosos de los OVNIS han propuesto diversas teorías para explicar su desplazamiento. Una de las más atractivas fue la de Nikola Tesla, físico e inventor croata nacido en 1856; es más, ideó los planos para el motor de una nave espacial, según el principio, por el indicado, de impulsión del campo anti electromagnético.

Por su interés, reproduzco aquí fragmentos de un libro de Tim Swartz “Los diarios perdidos de Nikola Tesla”, que se puede encontrar colgado en la red de internet:

Tesla descubrió que la emisión electroestática de la superficie de un conductor siempre se concentra donde la superficie se curva, o incluso presenta un borde. Mientras más pronunciada sea la curva, o esquina, mayor es la concentración de emisión de electrones. Tesla también observó que una carga electroestática fluye sobre la superficie de un conductor en vez de penetrarla.
La idea de usar electricidad de alto voltaje como medio de propulsión no es nueva. Tesla puso la base a finales del siglo XIX, la cual fue continuada por notables científicos como Thomas Townsend Brown, quien descubrió, en 1923, lo que más tarde fue llamado el Efecto Biefeld-Brown.Thomas Townsend Brown era un estudiante de físicas del Dr. Paul Alfred Biefeld en el Instituto Californiano para Estudios Avanzados. Brown notó que cuando tenía dos placas acarreando altos voltajes de corriente directa, separadas por un dieléctrico, el electrodo negativo se movía por sí sola en dirección de la placa positiva. En otras palabras, Townsend Brown descubrió que es posible crear un campo artificial de gravedad, cargando un condensador eléctrico a un alto voltaje.El construyó un condensador especial que utilizaba un material dieléctrico pesado, que acumulaba alta carga (factor K alto), entre sus placas, y encontró que cuando se cargaba con unos entre 70,000 a 300,000 voltios, se movía en la dirección de su polo positivo. Si se orientaba con su lado positivo hacia arriba, procedía a perder cerca del uno por ciento de su peso.El atribuyó este movimiento a un campo de gravedad inducido con electricidad estática, actuando entre ambas placas cargadas opuestamente del condensador. Por 1958, el tuvo éxito desarrollando un modelo de platillo de 15 pulgadas, que podía elevarse sobre el 110% de su peso. Los Experimentos de Brown lanzaron un nuevo campo de investigación, el cual vino a ser conocido como Electrogravitics, la tecnología de controlar la gravedad a través del uso de carga eléctrica de alto voltaje.En 1952, un general mayor de la Fuerza Armada atestiguó una demostración en la cual Brown hizo volar un par de discos sustentadores de 18 pulgadas, suspendidas en los extremos opuestos de un brazo rotativo. Cuando es electrificado con 50,000 voltios, ellos hicieron un circuito a una velocidad de 12 millas por hora.Aproximadamente un año antes, el hizo volar un juego de naves de 3 pies de diámetro para algunos oficiales de la Fuerza Aérea, y representativos de un número de importantes compañías de aviación. Cuando fueron energizados con 150,000 voltios, los discos volaron rápidamente alrededor de un curso de 50 pies de diámetro, tan rápido que el tema fue inmediatamente clasificado (censurado y puesto fuera de circulación pública).La revista Interavia más tarde informó que los discos podían lograr velocidades de varios cientos de millas por hora al ser cargados con varios cientos de miles de voltios. Los discos de Brown estaban cargados con un alto voltaje positivo, en un alambre, operando a lo largo de su borde principal, y un altísimo voltaje negativo, en un alambre, corriendo a lo largo del borde de fuga/posterior, como alambres de arrastre.Al ionizar, los alambres, el aire alrededor de ellos, una densa nube de iones positivos se formaría delante de la nave, y una correspondiente nube de iones negativos se formaría detrás de la nave. La investigación de Brown indicó que, así como las placas cargadas de sus condensadores, estas nubes de iones inducían una fuerza gravitacional dirigida en dirección de menos a más.Al moverse el disco hacia delante, en respuesta a su campo de gravedad auto-generado, acarrearía con él sus nubes de iones positivos y negativos, y su índice asociado de electrogravedad. Consecuentemente, los discos montarían su onda de gravedad avanzante, mucho como los surfeadores montan una ola del océano.

Aunque los escépticos al principio pensaron que los discos eran propulsados por efectos más mundanos, tales como la presión de los iones negativos golpeado el electrodo positivo. Brown más tarde llevó a cabo pruebas de una cámara de vacío que probó que una fuerza estaba presente aun en la ausencia de tal empuje del ion.El no ofreció una teoría para explicar este poco convencional fenómeno de electrogravitación, excepto para decir que no fue predicho ni por las teorías de relatividad general ni por las modernas teorías de electromagnetismo. Sin embargo, recientes avances en la física teórica indican una directa explicación del principio.Según el ganador del premio Nóbel de física sobre las cinéticas sub-cuánticas, el potencial de gravedad puede adoptar dos polaridades, en vez de una. No solo puede existir un campo gravitatorio en forma de un potencial depósito gravitatorio, que atrae la materia, como lo enseña la física estándar, sino que también puede existir en la forma de una potencial colina de materia que repele la gravedad.Por otra parte, predice que estas polaridades de gravedad deberán corresponder directamente con la polaridad eléctrica; partículas positivamente cargadas, tales como protones, generando depósitos de gravedad, y partículas negativamente cargadas, tales como electrones generando colinas de gravedad.Así, contrariamente a la teoría convencional, los electrones producen un campo gravitatorio que repele la materia. La materia neutral eléctrica permanece gravitatoriamente atractiva, porque el depósito-G de protones marginalmente domina la colina-G de electrones.Consecuentemente, la cinética sub-cuántica predice que la nube de iones negativos, detrás del disco de Brown deberá formar una colina de gravedad que repele la material, mientras que la nube de iones positivos adelante del disco deberá formar un depósito que atrae la materia por gravedad.Al aplicarse un incrementado voltaje al disco, la potencial colina de gravedad y el depósito se vuelven cada vez más prominentes, y el potencial de gravedad entre ellos, incrementa la pendiente. En la terminología de Rose, la nave se encontraría a sí misma sobre el inclinado de una colina gravitacional. Puesto que la fuerza de gravedad se conoce por incrementar de acuerdo con la pendiente de tal inclinación potencial, un voltaje incrementado induciría una fuerza de gravedad cada vez más fuerte en el disco, y actuaría en la dirección de la nube de iones positivos. El disco se comportaría como si fuese remolcado por un campo gravitacional muy fuerte que emana de la enorme masa de un planeta invisible, posicionado más allá de su polo positivo.