17 de julio de 2009

A vueltas con la evolución






Todo en este Universo en expansión y temporal evolociona, incluida la vida, por supuesto. Los seres vivos esta integrados en el universo, como cualquier objeto material de este. Existe una interconexión y una relación de interdependencia entre los seres vivos y su universo que determina la evolución de estos. Se sabe que las variaciones ambientales dirigen la evolución. El planeta Tierra, con su dinámica, marca el cambio de lo viviente. Así los movimientos de los continentes, provocados por la tectónica de placas, hacen cambiar el clima terrestre; y este condiciona en gran medida la evolución de los seres vivos. Pero la tectónica de placas está determinada por otros factores como el calor interno del planeta que incide en las corrientes de convección del núcleo y del manto y que hacen moverse a las placas y a los continentes. Y, a su vez, los movimientos del planeta Tierra de rotación y de traslación influyen en el dinamismo interno de la Tierra. Por otro lado, los impactos meteoríticos pueden provocar perturbaciones climáticas que influyen en la evolución de los seres vivos, provocando incluso extinciones. Como vemos, la evolución de los seres vivos está mediatizada por una serie de factores ambientales muy diversos, tanto biológicos, como climáticos, geológicos e incluso astronómicos, todos ellos interrelacionados entre si en el complejo sistema del Cosmos. Con este panorama, no es de extrañar que la evolución de lo vivo sea diversa: Por ejemplo, muchas veces es conservadora, aprovechando las estructiuras vivas ya existentes y modificándolas según las nuevas condiciones ambientales, otras veces es revolucionaria e innovadora; se producen supermutaciones que producen grandes cambios de forma brusca (teoría saltatoria). Pero siempre es la selección natural la que escoge las estructuras y funciones que mejor se acomodan al nuevo ambiente, o bien, perfecciona las ya existentes si el medio ambiente se estabiliza o cambia poco.



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