Sabemos que en el mundo subatómico impera la mecánica cuántica. Por ejemplo,
los electrones pueden estar en varios lugares
a la vez alrededor del núcleo atómico, en un margen de probabilidades. Solamente
si se miden, es decir, se detectan, se estabilizan según esta medición para una
de sus propiedades, bien la velocidad, la posición, el spin….
Se dice que esto
no ocurre en el mundo macroscópico. Pero ¿sucede realmente así?
Hay que tener en cuenta que
en el caso de la especie humana, por ejemplo, existe lo que se llama el libre
albedrío: Las personas pueden elegir una acción o bien una conducta entre
varias posibles. Cuando eligen una, según su criterio, la han fijado (la han
medido) en el tiempo y en el espacio, dentro de las posibles. ¿No es esto una
suerte de física cuántica a nuestra escala? Un ser gigantesco que nos
observara podría pensar que nos comportamos como los electrones…. En realidad,
si la física cuántica impera en el mundo subatómico, ¿por qué no va a estar
también a todas las escalas cósmicas? Otra cosa es que nosotros lo percibamos.
Según las
teorías epigenéticas, cada vez más fundadas, la actividad mental,
(pensamientos, emociones, actitudes, creencias…) estimulan la producción de
diversas biomoléculas en nuestro organismo, como neurotransmisores,
interleucinas, hormonas… o bien las ondas electromagnéticas antes comentadas,
que viajan por el, llegan a las células y pueden influir en nuestra salud, bien
positiva o negativamente y además pueden provocar la activación o desactivación
de determinados genes….
Es decir, que
nuestra mente, con nuestra libertad de acción y elección, con nuestro libre
albedrío, con nuestros buenos o malos pensamientos, con nuestro estado de ánimo,
influye en nuestro cuerpo, en nuestra salud y en nuestros genes. Estos hechos se
pueden realizar en un sentido o en otro, dependiendo de las circunstancias
ambientales, de nuestro albedrío, de nuestras relaciones humanas y sociales, etc;
por lo tanto hay todo un abanico de probabilidades de las cuales se cumplen unas
u otras dependiendo del devenir del tiempo y del espacio, es decir del cambio
evolutivo. Los seres vivos y no vivos, la materia, al evolucionar, va fijando
una determinada realidad entre múltiples posibles: el Universo se va realizando,
se va haciendo, en su evolución; podría hacerse de otra manera, ya que existen
muchas posibilidades. De entre las múltiples potencialidades se realiza una que
se convierte en acto, que se supone es la más probable. Pero … puede cambiar la
probabilidad…
Estos
razonamientos enlazan con la existencia de múltiples universos potenciales más o
menos probables. Así como un determinado estado de un electrón alrededor de su
átomo se fija una vez observado y medido, según la física cuántica, la
materia-energía del Cosmos se realiza, se actualiza, se concreta de entre muchas
posibles, a lo largo de su evolución espacio-temporal.
Muchas veces nos
hemos preguntado, que hubiese ocurrido si hubiésemos actuado de otra manera ante
una situación. Esta otra actuación también era perfectamente posible, pero ¡no
la elegimos!... Nuestro futuro hubiese sido diferente.
Ya he escrito en
otras ocasiones que a lo largo de la evolución de nuestro universo, que está en
expansión, van apareciendo existencias: Primero, en los primeros instantes del
big bang, solamente existía energía, que quizá proviniese de otro
universo ¿a través de un agujero negro?; esta energía, a medida que se fue
enfriando como consecuencia de la inicial expansión inflaccionaria, fue dando
lugar a materia (no olvidemos que la energía se puede interpretar como
materia condensada y muy caliente) y esta se fue complicando cada vez más con su
enfriamiento y expansión, aunque no necesariamente en el orden que indico a
continuación y tampoco de forma lineal:
¿Cuerdas? …. quarks,
electrones, neutrinos, fotones, protones, neutrones, átomos, moléculas,
nebulosas, estrellas, planetas, galaxias, cúmulos de estrellas y galaxias, seres
vivos, inteligencias, espíritus…
Siempre,
respetándose el principio de conversión de materia en energía y viceversa.
En realidad, al
expansionarse nuestro universo, se vá creando espacio y tiempo, de manera que el
cosmos en un entramado de cuatro elementos que interactúan entre sí, a lo largo
de su evolución: energía, materia, espacio y tiempo. No se puede entender uno de
esos componentes sin los otros y todos forman un todo único en continua
movilidad y transformación. Todo lo que hay en el universo, materia energía,
espacio y tiempo, está interconectado y se influye mutuamente, como los
componentes de un ecosistema.
Según la
teoría de las cuerdas, estamos formando parte de un multiuniverso de 11
dimensiones; nosotros solo percibimos nuestro universo tetradimensional (3
dimensiones espaciales y una temporal); pero existen realidades, las restantes
dimensiones, que nos son ajenas. La estructura más íntima y diminuta de la
materia-energía correspondería a unas cuerdas casi infinitamente pequeñas, todas
iguales, que según con que frecuencia vibren, originan los diferentes tipos de
materia y energía. Todo el multiuniverso estaría formado por estas cuerdas que
pueden pasar de unas dimensiones a otras sin estar limitadas al espacio y al
tiempo; es decir, una cuerda puede saltar de una dimensión a otra instantáneamente
y sin atravesar ningún espacio. Para esto hace falta que se cumplan determinadas
condiciones de resonancia vibratoria entre las dos dimensiones en cuestión. Como
las cuerdas son las que forman las diversas estructuras materiales, a nivel
subatómico y también macroscópico, si se cumplen las condiciones antes
indicadas, (mucho más fácil a nivel subatómico que macroscópico) la
materia-energía puede atravesar las diferentes dimensiones del multiuniverso,
viajando por el. Estos viajes incluirían a las consciencias animales y sobre
todo, las humanas, que son más poderosas. Dicho de otro modo, una persona,
quizá, convenientemente entrenada, o con poderes paranormales, podría viajar con
su mente a otras dimensiones, a universos paralelos, saltándose las limitaciones
espacio-temporales. Podrían explicarse, por otro lado, algunas desapariciones de
objetos y personas, por ejemplo.
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