18 de marzo de 2009

Un universo consciente





Según la teoría de la gran explosión, actualmente aceptada por la comunidad científica, este universo se originó a partir de una inmensa cantidad de energía que evolucionó expansionándose, enfriándose y convirtiéndose gradualmente en materia cada vez más compleja.

¿De donde salió esa energía? Los científicos no encuentran respuesta, pero si admitimos la teoría de los multiuniversos, quizás de otro universo; se van “creando” diferentes universos y la energía salta desde unos para formar otros en una especie de proceso cuántico.

Pero esto no resuelve el problema del origen último de la energía, al no ser que admitamos que es eterna y en su devenir, se forman universos constituidos por la propia energía, que se convierte más o menos en materia a la vez que se crean el espacio y el tiempo en el proceso de la expansión. Supongamos que esta energía, además de ser eterna, es consciente; entonces nos encontramos ante universos “creados” a partir de esta consciencia energética (se le podría llamar Dios) y por lo tanto son universos conscientes, en donde la consciencia aparece en mayor o menor grado.

Un universo consciente que nace se desarrollaría según un programa, como lo hace un ser vivo según un programa genético de desarrollo que interactua con el ambiente externo. El universo, de igual forma, evolucionaría según un diseño autoprogramado, básico y flexible, condicionado por el ambiente externo (¿otros universos?).


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