11 de septiembre de 2014

Una vivienda del futuro: Ecológica e inteligente - 2 -


Un modelo de vivienda aislada ecológica e inteligente

 

            Teniendo en cuenta lo indicado en la entrada anterior, escogeré un modelo de vivienda tipo chalet ecológica e inteligente que servirá de ejemplo concreto de una posibilidad futura.

 

Situación medioambiental

 

            Consideremos una casa de campo, tipo chalet, en una zona de montaña media, a unos 1200 metros de altura, en un sistema morfoclimático templado húmedo en una región continental, no influida por el mar. Es un clima de montaña. En esta ubicación, los veranos e inviernos son marcados y las primaveras y otoños menos importantes, sobre todo las primeras. Los veranos son bastante calurosos con temperaturas diurnas máximas de 35 grados  y nocturnas mínimas de 15 grados; suelen ser secos, con escasas lluvias, aunque puede haber tormentas vespertinas. Los inviernos son fríos, con fenómenos hielo – deshielo, en los intervalos noche-día; las precipitaciones son bastante abundantes con frecuentes nevadas, que pueden cubrir y permanecer en la zona durante días, en los casos más extremos. Las temperaturas diurnas máximas no llegan a 15 grados y las nocturnas mínimas pueden llegar a 10 grados bajo cero. Consideremos que el terreno corresponde a la típica caliza de montaña paleozoica. Estos terrenos calizos coexisten con otros silicios menos abundantes. La vegetación es variada, con bosques de robles, hayas y sabinas. Además hay frecuentes pastizales y zonas arbustivas de brezos y genistas. En este lugar hay abundante ganado vacuno y caballar, además de ganado ovino. Además, por esta zona discurre un río en su curso alto-medio, que corta a los macizos calizos provocando hoces y rápidos; en dicho curso de agua se pueden encontrar truchas con relativa abundancia.

 

            Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, la vivienda debe estar preparada para resistir contrastes climáticos bastantes rigurosos: Oscilaciones térmicas acusadas y fenómenos hielo deshielo, además de lluvias bastante abundantes y posibles nevadas durante el invierno que pueden cubrir el terreno hasta varios metros de altura y a veces más de un mes.

            En estas condiciones la vivienda estará asentada sobre un terreno firme, a ser posible de roca silícea y con  una cimentación de material aislante, de manera que el agua no se filtre por capilaridad en el interior de la casa desde el suelo. Por otro lado, debido a las fuertes oscilaciones térmicas y a los fenómenos hielo-deshielo, los materiales que forman las paredes deben de ser lo suficientemente flexibles para aguantar las continuas dilataciones y contracciones e impermeables al agua, que se puede helar en su interior. Es conveniente que la parte baja de las paredes sean de piedra resistente a estos fenómenos, por ejemplo rocas cuarcíticas, que pueden ser relativamente abundantes en la zona. El resto de las paredes hasta el tejado pueden ser de materiales de laboratorio resistentes  a los fenómenos anteriormente citados y con propiedades aislantes. El tejado estará cubierto en parte por paneles solares y dispondrá de sistemas de drenaje para evacuar el agua de lluvia y de nieve. Estos sistemas pueden ser canalones convenientemente dispuestos que drenen el agua hacia tuberías subterráneas que desemboquen en una vertiente de aguas; también el tejado puede estar diseñado con materiales que repelan el agua. Las ventanas estarán orientadas hacia el este y el oeste que son los puntos en donde más calienta y luce el sol.

 

Forma y tamaño

 

            En este ambiente de media montaña, podemos construir una vivienda que no agreda demasiado al paisaje. Una forma puede ser elipsoidal, con la zona inferior del elipsoide en parte anclada al sustrato. La parte superior de esta figura ovalada estará formada por el tejado y los paneles solares, adoptando estos la forma del elipsoide.

Esta forma ovalada facilita la evacuación del agua de las precipitaciones y sus suaves contornos son menos agresivos con el paisaje. Además muestra una estructura más compacta, sin ángulos que disminuye la meteorización bajo las duras condiciones ambientales de estos parajes de montaña.

            Las ventanas serán también elipsoidales y perfilando también a la forma de la casa. Estas ventanas podrán cerrarse con unas persianas exteriores correderas en caso de peligro y sus cristales serán “inteligentes”, de forma que podrán regular la cantidad de luz que entre en la casa de acuerdo con un programa previamente establecido desde un ordenador central que controlará todos los aspectos y funcionamientos de la vivienda.

Así podrán ser opacos desde el exterior pero no desde el interior o tornarse transparentes desde ambos lados si así se programan. En días luminosos, si la luz es excesiva y no se requiere mucha luz en una habitación, las ventanas de esta dejarán pasar tal cantidad de luz de forma que la habitación esté iluminada según lo deseado.

            El tamaño de la casa puede ser de 500 a 1000 metros cuadrados de planta, con una altura máxima de 10 metros. En su interior pueden existir 3 pisos, de los cuales el piso bajo hace las veces de sótano y trastero.

 



 

Espacios: Orientación y distribución

 

La orientación, como ya se ha dicho, es conveniente que sea este – oeste, para aprovechar mejor la luz del sol.

En cuanto a la distribución, la vivienda estaría formada por tres plantas, de las que la planta baja hace las veces de garaje y trastero. El portón del garaje, también ovalado, se abriría automáticamente al salir o entrar los coches, al estar estos situados a una determinada distancia del portón. Al lado del garaje habría una estancia que funcionaría como trastero y otra contigua que sería la despensa y bodega. Además allí estarían ubicados los aparatos fotovoltaicos. Este portón estaría en la parte trasera de la casa, mientras que en la parte delantera se situaría la entrada principal. Esta conectaría mediante una rampa móvil con la primera planta. El acceso a esta primera planta tendría lugar mediante esta rampa tanto desde fuera, por la finca exterior, como desde dentro, por el garaje.

            En la planta primera estarían: Un salón, de unos 300 metros cuadrados (en este caso curvados, como todas las habitaciones de la casa), una cocina – comedor de unos 100 metros, un baño, de unos 50 metros un recibidor, de unos 20 metros y un distribuidor que conecta con las demás habitaciones mediante pasillos curvos.

 

 




           

En la segunda planta se localizarían tres dormitorios de unos 150 metros cada uno, cada uno con su baño adjunto, una sala de estar o de trabajo, también de unos 100 metros y un pequeño distribuidor conectado con las habitaciones mediante pasillos curvos, como en la planta de abajo.

 



 

            Rodeando al inmueble se encontraría una finca de unos 2000 metros cuadrados, también de contorno elipsoidal. Dicho espacio contendría un tercio de cultivo de hortalizas en invernaderos o fuera de ellos (huerta), y dos tercios de espacio verde, ajardinado, con árboles de sombra, tipo coníferas y flores como rosales, entre otras, además de césped, en donde en verano se colocarían una o dos mesas de campo y sillas, con sombrillas o toldos para el sol. El riego de esta finca sería a través de una red de mangueras subterráneas que funcionarían por el sistema de goteo en la zona de huerta y de aspersión controlada en las zonas de césped. Todo ello controlado por un ordenador. El agua de riego podría provenir de un río próximo y se extraería por un sistema de bombeo, o bien sería suministrada por el abastecimiento de aguas de la población donde se ubicara la vivienda.

 



 

            El cercado de la finca sería un muro de piedra de un metro que se continuaría con una alambrada hasta dos metros y medio, rematada por espinas de alambre. En su interior podría estar reforzada por setos, que tapizarían todo el cercado.

Continuará

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