El 23 de febrero de 1997 se produjo la clonación de la oveja Dolly. Era una oveja de seis meses que había sido clonada a partir de una célula tomada del tejido de la ubre de una oveja.
La palabra clonación ha sido utilizada para describir el proceso mediante el cual una célula, o un grupo de células, de un organismo individual se utiliza para obtener un organismo completamente nuevo que es un clon del original. El individuo clonado es genéticamente idéntico a la célula u organismo ancestral del que se obtuvo, así como a cualquier otro clon obtenido del mismo ancestro. Los organismos que se reproducen asexualmente practican este proceso de clonación. Tal es el caso, por ejemplo, de las bacterias.
La clonación en plantas es mucho más fácil que en animales. En estos, las células adultas tienen una capacidad de desarrollo muy restringida y ya está muy diferenciada. Por eso, el principal problema para clonar animales a partir de células adultas es reprogramar su material genético, es decir desdiferenciarlas, hacerlas embrionarias genéticamente hablando. Los científicos transplantan a un óvulo al que previamente se le ha extraído su núcleo, el núcleo de la célula adulta a clonar. Primero se hizo con ranas y luego con ratones, pero con un bajo porcentaje de éxito. El óvulo no fecundado está lleno de proteínas señalizadoras que quizá confundan al ADN del núcleo transplantado con el del espermatozoide y lo reprogramen. El hecho de que la célula donante se paralice en un estado G0, de hibernación, que se consigue proporcionándola escasez de nutrientes, facilita la acción de estas proteínas señalizadoras. De esta forma nació la oveja Dolly: a partir de la fusión de un óvulo no fecundado, libre de núcleo con una célula donante obtenida de la glándula mamaria de una oveja de seis años.
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