Si analizamos los datos paleoclimáticos (climas antiguos del planeta), se puede establecer un “clima normal” de la Tierra en el que no hay glaciares a nivel del mar; son épocas cálidas en las que los hielos son poco frecuentes y que han acaecido a lo largo de cerca del 90% de su historia; en el resto del tiempo, nuestro planeta ha sufrido las llamadas glaciaciones, épocas frías, en donde los hielos, en forma de glaciares han invadido grandes masas continentales. Estas glaciaciones se han hecho más frecuentes a medida que nos acercamos a la edad actual, lo cual invita a pensar que tienen algo que ver con el progresivo enfriamiento de nuestro planeta.
Las glaciaciones, en especial la última (es, lógicamente, la que mejor se conoce) están divididas en periodos glaciares (máximo frío, el hielo avanza) e interglaciares (el hielo retrocede). Actualmente estamos en un periodo interglaciar de una glaciación, la última, llamada cuaternaria, que empezó hace 15 m.a. Se ha comprobado que una glaciación dura varias decenas de millones de años, mientras que los periodos glaciares tienen una duración de unos cien mil años, separados de cortos periodos interglaciares de unos 15 mil años (en la actualidad, nuestro periodo interglaciar debe estar tocando su fin). ¿Vendrá un nuevo periodo glaciar? Es probable que si, pues la glaciación no ha terminado ni mucho menos…
La distribución de los continentes en el globo terráqueo parece que es la causa principal, de el advenimiento de estas épocas frías; unas veces por situarse cerca del ecuador, con las consecuencias antes indicadas y otras por situarse grandes masas continentales cerca de los polos (caso de la última glaciación) con el consiguiente enfriamiento mas rápido; además la formación de cordilleras montañosas en épocas de orogenia, favorecería el establecimiento de glaciaciones: las cordilleras, no solo elevarían la altitud continental, con el consiguiente enfriamiento de los continentes, sino que también podrían alterar la circulación de corrientes oceánicas al cerrar estrechos o brazos marinos; en definitiva, el devenir o deriva continental altera no solo la evolución y distribución de los seres vivos sino que también provoca cambios en el clima, favoreciendo en determinadas circunstancias, el advenimiento de glaciaciones.
En cuanto a las causas de los periodos glaciares e interglaciares, bien datados en nuestra glaciación, parece ser, como ha comprobado el astrónomo Milankovitch, son las variaciones orbitales de la Tierra (variaciones en la inclinación y cabeceo del eje de giro y en la excentricidad de la eclíptica)
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