17 de diciembre de 2007

Biología total



Es conocida la conexión entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico en la especie humana.
Cuando las personas están sometidas a una vida estresante y agotadora, el sistema nervioso, de alguna manera se ve desbordado, y el organismo en general y nuestras defensas en particular (sistema inmunitario), se debilitan. Somos más propensos a las enfermedades infecciosas y también a otro tipo de enfermedades como los tumores, que pueden desembocar en cáncer. No hay que olvidar que, cuando aparecen células tumorales, es el sistema inmunológico el que primero que se pone en acción: Reconoce a estas células como células extrañas al organismo y trata de suprimirlas, combatiendo contra ellas con todo el arsenal propio de el: linfocitos, macrófagos, anticuerpos, citocinas, etc... Se entabla una batalla y si nuestras defensas salen victoriosas, el tumor no se extiende y puede desaparecer. Si nó, aparecen las metástasis por todo el organismo y el cáncer.
Pues bien, el organismo humano, como el de otros animales, en condiciones de stress, puede reaccionar a estas situaciones que lo agreden, no solo debilitando su sistema inmunológico sino propiciando determinadas enfermedades (consecuencia de lo anterior), entre ellas diversos tipos se cáncer, según los casos, que tratan de obligar al animal o persona a frenar su ritmo de vida para volver a situaciones más favorables. Es una cuestión de supervivencia:
Si la persona lleva una vida demasiado agitada e inapropiada para la supervivencia de su organismo, la enfermedad le obliga a frenar ese tren de vida, insoportable para él.



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