14 de enero de 2014

Materialismo contra espiritualismo







La realidad que nos rodea y la concepción del mundo se pueden entender desde dos concepciones opuestas que dan lugar a ideologías muy diferentes: La materialista y la espiritualista.

La concepción materialista, es la que entiende que los objetos materiales del universo, en especial los seres vivos y particularmente el hombre, están formados por materia y energía, interconvertibles, como indica la primera ley de la termodinámica. Nada existe en los seres vivos que no se pueda percibir o medir por metodología y herramientas de la ciencia. Así, los materialistas niegan, por ejemplo, la existencia de alma y espíritu en las personas humanas, ya que no se pueden comprobar científicamente. 

En los animales el sistema nervioso, a lo largo de la evolución se va haciendo más complejo, llegando a un máximo en la especie humana, con el desarrollo de la mente, la inteligencia, el razocinio y la conciencia que alcanzan cotas no superadas en nuestro planeta. Para el materialismo estas facultades cerebrales “superiores” son cualidades emergentes de nuestro cerebro y cuando este se muere y se descompone, estas propiedades desaparecen, no permanecen ya que la materia cerebral que las sustentaba ya no existe. 

Esta concepción sigue los principios metodológicos del conocimiento científico ortodoxo y actual, que sepamos. Es una metodología inductiva que parte de lo concreto, lo observable y medible para llegar a lo abstracto, al paradigma mental que surge de lo que nos indican nuestros sentidos.


La concepción espiritualista no se basa en la metodología científica actual. Sigue enseñanzas antiguas y actuales de tipo esotérico, místico y religioso que explican que la realidad del Cosmos es mucho más amplia que la realidad humana percibida por sus sentidos, incluso entendida y potenciada por la tecnología y ciencia de la actualidad. 

Según estas enseñanzas hay realidades que el hombre no entiende ya que no es capaz de conocer, por lo menos en la actualidad y que a lo largo de su historia han sido reveladas en parte, a la humanidad por deidades y/o extraterrestres, o bien descubiertas por ciertos hombres mediante técnicas de conocimiento más o menos misteriosas como misticismo, meditación, canalización, regresión, etc.

El paradigma espiritualista indica la existencia de una fuente primigenia espiritual e inteligente (podríamos llamarle Dios, una especie de energía-conciencia) creadora del Cosmos, conjunto de Universos. Este campo fuente decide autoexperimentarse y se desdobla y diversifica en una serie de Universos creados con objetos energético-materiales (galaxias, estrellas, planetas…) y con criaturas vivas en éllos que contienen partes del espíritu creador. Estos espíritus diversificados realizan un recorrido evolutivo antes de volver a la fuente creadora original, en el cual adquieren experiencias, aprenden y se perfeccionan. Es como un juego cósmico de la fuente creadora: Dios se diversifica y fragmenta, hace un recorrido o aventura cósmica y  se va replegando.

Estos miniespíritus divinos en su recorrido evolutivo se pueden encarnar en seres vivos, vegetales, animales y humanos, para experimentar y aprender mejor. En el caso de los humanos, los espíritus encarnados lo hacen en las almas de los cuerpos físicos de las personas.
Por lo tanto cuando una persona, por ejemplo, muere, el espíritu se libera y según su libre albedrío, puede encarnarse de nuevo para seguir evolucionando, según la teoría espiritual de la reencarnación, adoptada por muchas religiones, incluso la cristiana en sus comienzos (cristianos gnósticos).

La concepción espiritualista, a diferencia de la materialista, utiliza un pensamiento y una metodología deductiva, que parte de lo abstracto, lo revelado, para llegar a lo concreto, lo percibido por nuestros sentidos. En vez de ir de abajo hacia arriba, va de arriba hacia abajo, dicho de otra manera.

Para detallar más algunos aspectos del espiritualismo, pongo los siguientes enlaces:




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