16 de septiembre de 2013

El universo teológico






En entradas anteriores he tratado al universo desde diversos puntos de vista:

El universo fisico-químico, el universo material y energético, el universo biológico, el universo holográfico, el universo informado y el universo consciente.

Pues bien el universo teológico, en el que un Dios creador es el responsable de su existencia, bien del propio universo o mejor, del cosmos, en el que se pueden contemplar una serie de universos, enlaza muy bien con el universo informado y consciente, inteligente, mental, de entradas anteriores. Se puede expresar en los siguientes términos tomados del vídeo que enlazo después:

¿Entonces que es Dios? ¿Quien es el creador del Universo? ¿Qué es la naturaleza? ¿Estamos preparados para saber quien es?...

Cuando el dios dormido, el maestro de todo lo que existe se volvió consciente de si mismo,
la separación indefinible hacia el ser y el no ser, hacia el mundo espiritual  y el mundo material,
hacia los altos cielos de trascendencia y los bajos mundos de dualidad, el cosmos formado,
con todas sus dimensiones y mundos paralelos, el mundo de opuestos, el cual llamamos dualidad, vino a ser.
Hay mundos inmortales que nunca experimentan el cambio, hay otros que experimentan la vida a través del cambio constante.
Con el fin de ser capaz de experimentarse a si mismo en diversidad infinita,  El creó dentro de sí mismo partes de conciencias ilimitadas, mónadas cósmicas que reúnen posibilidades infinitas de experiencias en mundos de dualidad para la fuente de toda la existencia.
Toda mónada cósmica reúne experiencias a través del mundo de opuestos, también conocido como polaridad.
Dado que dicha parte de Dios nunca desciende al mundo mortal de la polaridad, solo tienen que reunir experiencias.
Se separó de su mente universal y creó las almas, un vaso para recoger las experiencias universales. Las almas funcionan de tal manera, que necesitan muchas experiencias individuales. Sin embargo ellas no pueden identificarse a si mismas con dichas experiencias.
Por lo tanto Dios creó otro vaso que nosotros llamamos cuerpo físico, para así reunir experiencias reencarnado de una vida a la siguiente en los mundos de opuestos y así lentamente perfeccionarse.
La materia es la transformación lenta del espíritu hacia la luz.
No existe lo sólido, todo es Dios vibrando en diferentes gamas de vibración.
Somos formas condensadas de luz, como las hojas de un árbol, las cuales después de caer en otoño, vuelven a nacer en primavera.
Nuestras experiencias son preservadas en las almas.
El cosmos es como una escuela con muchos salones de clase. Y por lo tanto como en la escuela, hay diferentes grados de madurez. Estos grados de madurez están separados por diferentes niveles de vibración de la materia, en diferentes dimensiones.
De esta manera diferentes mundos materiales y espirituales pueden coexistir en un mismo lugar simultáneamente.
El ojo físico percibe solo las vibraciones dentro de la frecuencia del mundo tridimensional…






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