Los cambios epigenéticos que se producen en una persona como consecuencia de un cambio de consciencia (pensamientos, sentimientos y actitudes positivas tales como amor, solidaridad, esperanza, fe, ayuda al prójimo, trato afectuoso a los semejantes…) pueden transformar su organismo, haciéndolo más sano y feliz. Y es más: Como las personas son miembros de una sociedad, el despertar de los organismos y de las consciencias individuales puede ser un proceso de entrelazamiento cuántico dentro de un multiuniverso de posibilidades y las sociedades humanas pueden sufrir un cambio saltacional, una evolución discontinua, tal como sucede con la evolución de los seres vivos según la teoría del equilibrio puntuado de S.J.Gould. De hecho, estos cambios bruscos sociales y de consciencia ya han sucedido en ciertas conductas sociales, como la emancipación de la mujer y un mejor trato a los niños en muchas sociedades desarrolladas.
Estas mejoras de las mentalidades y de las sociedades, según la moderna epigenética, se pueden perpetuar en las siguientes generaciones, no solo culturalmente sino también por procesos epigenéticos, es decir modificando las expresión de ciertos genes en la descendencia, según una suerte de “caracteres adquiridos”; en este caso, las mentes actúan epigenéticamente sobre los genes, mediante mensajeros bioquímicos, o quizá también, mediante ondas electromagnéticas, o posiblemente, mediante procesos cuánticos; estos genes son activados y se expresan de una determinada manera, provocando unos efectos concretos en el organismo (por ejemplo de curación de una dolencia). Los genes de los descendientes de estas personas pueden heredar estos modos de expresión y así sucesivamente. Esto sucedería si los genes de las células germinales, que están en testículos y ovarios, son “influidos” a lo largo de la vida de la persona, antes de la reproducción sexual; también podría suceder una acción epigenética durante la gestación. Así pues, el ambiente externo, las actitudes personales, los hábitos de conducta, etc, según las recientes investigaciones de la ciencia epigenética, influyen en los genes de las personas y también en sus descendientes. Por ejemplo, se ha comprobado que la educación atenta y cariñosa de los niños genera cambios genéticos beneficiosos que, a su vez, producen un incremento en la educación afectuosa de generaciones posteriores, y con ello una sociedad menos violenta y más segura.
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