La teoría más aceptada para explicar el origen de nuestro universo es la teoría del big bang o de la gran explosión: Hace unos 13 mil millones de años nuestro universo apareció a partir de una inmensa concentreación de energía a elevadísima temperatura y altamente concentrada que explosionó y se expandió, creando el espacio-tiempo y a medida que la energía se iba separando y enfriando por este espacio-tiempo se iban formando a partír de ella partículas materiales cada vez más complejas hasta llegar a la situación actual, con nebulosas, galaxias, estrellas, planetas y seres vivos.
¿De donde surgió esta inmesa cantidad de energía concentrada que explotó y se expandió? Una posible hipótesis es que apareciera de un universo progenitor anterior a través de un inmenso agujero negro.
Sabemos que los agujeros negros resultan de concentraciones enormes de materia y energía por efectos gravitatorios a partir de estrallas supermasivas moribundas (agujeros negros estelares) o que es sitúan en el centro de galaxias en donde engullen las grandes cantidades de materia y energía que, por efectos gravitatorios se acumulan en el centro de dichas galaxias (agujeros negros galácticos).
Pués bien, estos últimos, si son de gran envergadura y bajo ciertas condiciones, podrían lanzar esta materia-energía engullida y prducir un nuevo big bang, creando un nuevo universo; El universo anterior se reproduciría y engendraría universos hijos a modo de yemas o brotes a partir de determinados superagujeros negros galácticos. Un universo podría reproducirse varias veces a lo largo de su existencia. Nuestro universo, por lo tanto, se situaría en un marco superior de universos que se reproducen, quizá según una selección darwiniana: Se seleccionarían los universos que pudieran reproducirse mejor, es decir los que pudieran disponer de órganos reproductores (superagujeros negros) más eficaces y por lo tanto, engendrár más universos hijos a través de big bangs efectivos a lo largo de sus vidas. Así los universos más fértiles tendrían más descendencia y los universos descendientes perpetuarían los universogenes de sus universos progenitores.
Todo esto sucedería suponiendo una energía universal, inteligente, concsciente y eterna que evolucionaría y se reproduciría, según lo indicado. Sería el Dios de las personas creyentes.
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