¿Cómo consigue un animal llegar a altas cotas de
inteligencia? ¿Es un proceso natural que se rige por un proceso evolutivo según
las reglas darwinianas? ¿Intervienen factores extraterrestres y de qué tipo?
¿Lo pueden conseguir muchos tipos de animales o solo unos pocos o uno solo? ¿Es
determinante el medio ambiente al que está adaptado el animal? Son preguntas
que trataré de contestar aunque las respuestas no siempre son fáciles.
En nuestro planeta existe una gran variedad de animales
pertenecientes a tipos de organización muy diferentes; unos parten de simetría
radiada como los pólipos y medusas y la
mayoría parten de simetría bilateral como los diferentes gusanos, los moluscos,
los artrópodos, los equinodermos y los cordados - en donde se encuentran los
vertebrados - , entre otros tipos menos abundantes. Pero los grados de
inteligencia de todos estos animales son muy distintos. Si entendemos la inteligencia
como una facultad del animal que le proporciona una ventaja adaptativa y una
mayor capacidad de supervivencia, los animales tenderán a desarrollarla dentro
de sus posibilidades constitutivas y según el tipo de medio ambiente en donde
vivan. Un animal inteligente es capaz de dominar mejor su entorno, adaptarse
mejor a él y tiene más probabilidades de sobrevivir, reproducirse y
expansionarse. Tal y como observamos en la tierra, el grado máximo de
inteligencia parece ser la inteligencia creativa con un determinado nivel de
consciencia que se alcanza de forma clara en la especie humana, aunque en otros
animales como delfines, chimpancés, elefantes… puedan existir aproximaciones
mayores o menores a la nuestra.
Lo primero que tiene que poseer un animal para ser
inteligente es un sistema nervioso con cierto grado de desarrollo. Y este
sistema nervioso debe tener una parte fundamental: Una concentración neuronal
en una determinada zona corporal a modo de cerebro. En los animales de simetría
radiada no existe tal cerebro ya que su organización corporal no lo precisa y
su modo de vida tampoco. Son animales acuáticos, no muy complejos como los
pólipos y medusas y los erizos y estrellas de mar. Es en los animales de
simetría bilateral los cuales si se desplazan (que es lo más frecuente)
desarrollan un proceso de cefalización
en la parte delantera según el desplazamiento para hacer frente a las novedades
ambientales que se van encontrando al trasladarse. En esta cabeza se concentran
receptores sensoriales importantes y un gran acúmulo de neuronas de su sistema
nervioso, concentradas en un cerebro más o menos organizado. Estas neuronas
serán informadas por los sensores cefálicos de los estímulos ambientales y
establecerán conexiones sinápticas y circuitos neuronales en consecuencia, de
manera que la cantidad de conexiones y circuitos interneuronales será
directamente proporcional a la información que el animal sea capaz de
registrar. Un factor importante en la proliferación y desarrollo de circuitos
neuronales y del cerebro, será el medio
ambiente en donde viva el animal ya que la información a procesar puede ser
diferente: No es lo mismo el medio acuático con sus variedades como un océano,
un lago, un río… que el medio aéreo con sus variantes como la selva, la
pradera, la montaña… Además, el modo de vida del animal también influirá en su
desarrollo cerebral: corredor, arborícola, volador, depredador, presa… Otro
aspecto a tener en cuenta que puede resultar determinante es la capacidad de crecimiento del cerebro,
es decir el espacio que tenga en el organismo animal para que pueda aumentar el
número de neuronas y los circuitos cerebrales. Por eso los animales “cabezones”
tendrán más probabilidades de ser inteligentes, De hecho animales que tienen grandes cabezas como los
pulpos, elefantes, delfines y humanos lo son en mayor o menor grado. Pero una
gran cabeza que permita albergar un cerebro grande no siempre induce a un alto
desarrollo intelectual.
Otros factores refuerzan también el desarrollo intelectual.
Por ejemplo:
Una visión muy
desarrollada como la de los pulpos, muchas aves y humanos. Extremidades manipuladoras y más o
menos articuladas como manos (si tienen dedos prensiles y oponibles, mejor) que
pueden ir asociadas a un bipedismo
como en el caso de los humanos aunque no tienen por qué. Este tipo de
extremidades facultan la manipulación de objetos del entorno y pueden dar lugar
al desarrollo de una tecnología más o menos elaborada, como ha sucedido en la
especie humana. Una socialización
del animal puede estimular el desarrollo intelectual pues se aumentan los
estímulos ambientales y de información al fomentarse la comunicación entre los
miembros de la sociedad, creándose determinados lenguajes e interrelaciones
entre los individuos. La socialización favorece el aprendizaje y la cultura. En el caso de ciertos mamíferos como los
humanos, este aprendizaje se ha potenciado enormemente por la necesidad de cuidados de las crías por parte de la
madre, debido su indefensión al nacer y la existencia de núcleos familiares y
de clan. Además el desarrollo cefálico en el bebé se completa después del
parto, es decir, la capacidad craneal y cerebral puede completar su crecimiento
en los primeros meses del recién nacido, el cual está protegido por la madre y
a la vez comienza su periodo de aprendizaje. Otro factor estimulante puede ser
una alimentación omnívora que
proporciona una mayor variedad y riqueza de nutrientes para el organismo. Y por
último un lenguaje complejo y bien
estructurado basado en la audición, como el que tiene la especie humana, ya que
permite una comunicación a distancia, aunque también existen otros medios de
comunicación a distancia como los ultrasonidos de delfines y murciélagos.
Pues bien, todos estos factores favorables han convergido en
los humanos; de ahí su gran capacidad mental.
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